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miércoles, 21 de octubre de 2009

02. That is not dead which can eternal lie.

Ante la pregunta "¿cómo empezar con el pie derecho en este blog de mierda?", se me ocurrió que sería interesante hacer un par de reviews de las cosas que merecen ser conocidas por esta ingente masa inculturada y adormecida que llamamos Sociedad, y a cuyos vacuos y fútiles integrantes damos el nombre de Personas.

Así que, para no andarnos con chiquitas, arrancamos con mi autor favorito de ficción: Howard Phillips Lovecraft.

Éste de acá arriba.


Lovecraft nació en Providence, Rhode Island, en agosto de 1890. Quizás sabedor de que ser yankee es una mierda (en realidad ser humano, pero los yankees son la mierda 2.0), ya de pequeño se entregaba a elucubraciones de lo más fantásticas que —generalmente— lo llevaban más allá de esta deprimente bola de barro que llamamos Tierra. También es probable que inconscientemente lo hiciera para zafar de su madre, una bruja oligofrénica que lo abrigaba de forma compulsiva, le impedía jugar con otros niños por considerarlos "inferiores" y le decía que nunca iba a triunfar siendo tan feo (teniendo sin embargo bastante razón en esto último).
Tras la prematura muerte de su padre, víctima de demencia neurosifilítica, Howard fue a dar a la casa familiar de los Phillips, quedando a cuidado de su madre y sus tías pero especialmente de su abuelo Whipple Van Buren Phillips. El vejete era, ya en el 1900, lo que todo pibe querría tener como abuelo: rico, interesante y fanático de las historias de terror. El venerable Whipple supo apreciar y fomentar de entrada el genio prematuro de su nieto (HPL leía y recitaba poesía a los tres años); y contribuyó a su formación el hecho de que tenía una biblioteca de la samputa, en la cual el pequeñuelo no tardaría en abrevar el ansia febril de sus ojos.
Para cuando tenía 14 años Lovecraft ya dirigía una columna de un diario local y había escrito su primer cuento, The Beast in the Cave (La bestia en la cueva). Alrededor de la misma fecha fallece su abuelo, con lo cual el muchacho se vuelve aún más retraído y solitario, llegando incluso a tratar de irse para "el otro barrio". Suerte que no lo hizo.

Tanto retraimiento hizo que Lovecraft empezara a comunicarse con el mundo exterior de la manera más común en la época: por vía epistolar. A medida que pulía su propio estilo y se recargaba más en su amor por las formas retóricas del siglo XV y el mundo antiguo en general, se convirtió en corresponsal de gran cantidad de publicaciones dedicadas a los relatos de ficción, a la poesía y a las ciencias en general. Es así que en el 1923 publica en la revista Weird Tales (la que sería su "casa" durante años) su primer trabajo profesional: Dagon.

Dagón, el Dios-Pez de los asirios.

A partir de ahí, la pluma de Lovecraft empezaría a ser prolífica como pocas, impulsada además por la correspondencia que mantuvo con otros dos geniales autores que conformarían junto a él la primera línea del cuento fantástico, y a quienes se apodó "los tres mosqueteros" de la Weird Tales: Clark Ashton Smith (el de Ebony and Crystal) y Robert E. Howard (el de Conan the Barbarian). Es remarcable que, aún luego de haberse vuelto los mejores amigos de Howard, nunca lo conocieron en persona. Cosas del '30.

La obra de Lovecraft es, en una palabra, sobrecogedora. La mitología Lovecraftiana se basa en la creencia de que, eones antes que el hombre, una raza de seres extraterrestres tan inconcebiblemente poderosa como retorcida y malvada hizo de este miserable planeta su hogar, hasta que las prácticas mágicas de otros seres de los que poco sabemos, pero que las sociedades antiguas deificaron (explicando el origen de los panteísmos arcaicos), lograron expulsarlos de este "plano" de realidad hacia el vacío del espacio, donde esperan pacientemente el momento de regresar a reclamar lo que es suyo y, en el proceso, clavarnos sus garras y tiranizarnos a todos. Bien por ellos.
Estos "Dioses" provenían de una realidad tan ajena a la nuestra que la sola intención de explicar su forma y accionar resulta imposible con términos lógicos. Tal es así que la literatura de Lovecraft es llamada por él mismo "Horror Sobrenatural", puesto que está muy por encima de nuestra patética naturaleza. Por lo general, todo personaje de HPL termina enloqueciéndose, suicidándose o ambas cosas. Sólo aquellos que logran trascender la barrera del sueño pueden asomarse a la cruel realidad, pero nada les garantiza salir sanos y salvos de ella. No hay finales felices: los pocos que logran alcanzar alguna evidencia de los anteriores habitantes de este orbe perecen en la más atroz de las desesperaciones al saber que no hay nada, pero NADA, que podamos hacer para zafar.

Nyarlathotep, el Caos Reptante. Voz y espíritu de los Dioses Otros.
(Cacho para los amigos)

Para no ahondar tanto en los años siguientes, digamos que Lovecraft escribió infinidad de cuentos cortos, algunos en colaboración con otros jóvenes autores (entre ellos August Derleth y Robert Bloch, quienes en forma recíproca contribuyeron a ampliar los Mitos de Cthulhu), otros por pedido (por ejemplo Medusa's Coil —El lazo de Medusa—para Zealia Bishop); pero la gran mayoría no tuvieron el éxito que tendrían en forma póstuma, con lo cual la pobreza en la que vivía tras la muerte de su abuelo se fue agudizando. Se casó, yendo a vivir con su esposa a Nueva York, lugar que sólo sirvió para exacerbar su racismo hacia los inmigrantes y su desilusión del mundo. Cinco años más tarde se divorció.
Sus relatos se fueron volviendo cada vez más crípticos y se extralimitaban en sus dimensiones; tal es así que Lovecraft consideró dejar de escribir luego de que Weird Tales rehusara comprar At the Mountains of Madness (En las montañas de la locura), sin advertir que el rechazo se debía simplemente a que el relato tenía la extensión de una novela y hubiese sido imposible que una revista la publicara en sus pocas páginas, ni siquiera por entregas. En sus últimos años vivía de corregir textos ajenos.
Falleció en marzo de 1937, en su Providence natal, de un cáncer agravado; y en su lápida puede leerse "I am Providence".

C'est finit.

Bibliografía seleccionada (y recomendada)

1. The Call of Cthulhu (La llamada de Cthulhu)
El sobrino de un investigador descubre entre las pertenencias de sus difunto tío las pruebas que recopiló durante años sobre la veracidad del mito de Cthulhu, el heraldo de los Dioses Otros. Cthulhu en verdad existe, y espera el regreso de sus amos durmiendo en las profundidades de R'lyeh, la ciudad sumergida, en la cual ni siquiera la geometría funciona como la conocemos...

2. The Color Out of Space (El color que cayó del espacio)
En el aljibe de una granja cae un meteorito. Del mismo surge un "color" (a falta de una explicación mejor) que comienza a drenar la vida de todo lo que lo rodea, incluyendo a la familia que habita dicha finca. Lovecraft juega acá con el atavismo de las gentes endogámicas de Nueva Inglaterra y con la consumación de un destino ineludible.

3. Herbert West, Reanimator (Herbert West, el reanimador)
Otro de los ejes temáticos de Lovecraft: qué sucede cuando el humano se pasa de rosca con la ciencia. En este caso, un médico obsesionado con el mecanicismo de la vida y la conservación de la conciencia más allá de la muerte física encuentra que sus teorías son acertadas... demasiado acertadas.
Uno de los primeros relatos por entregas de HPL, quien junto con Robert Howard contribuyera tanto al desarrollo de la literatura folletinesca de ficción. Puede acompañarse con la lectura de Cool Air (Aire frío), un cuento mucho más corto y ameno sobre el mismo tópico.

4. The Dunwich Horror (El horror de Dunwich)
Acá empezamos a jugar fuerte con la cosmogonía Lovecraftiana. El infame Necronomicón (o Al-Azif; un grimorio conocido como "el libro de los nombres muertos"), Azathoth, Shubb-Nigguratt y otros varios desfilan en esta historia acerca de un tipo concebido por una mujer y un ser inenarrable... y su medio hermano, bastante más grande y cabrón.

5. Pickman's Model (El modelo de Pickman)
Uno de mis favoritos. Un artista bastante retorcido revela sus inspiraciones artísticas. Lástima que muchas de ellas son necrófagas.
Recomiendo leerlo conjuntamente con The Dream-Quest of Unknown Kadath (La búsqueda en sueños de la desconocida Kadath), para saber qué pasó con el buen Pickman :-D

6. The Shadow Over Innsmouth (La sombra sobre Innsmouth)
Un pueblo pesquero con un oscuro pasado pagano y una creciente debilidad ante el llamado del mar. Con la participación estelar de los Profundos (los amiguitos de Dagón). Uno de los mejores relatos de Lovecraft, lejos.

7. The Thing on the Doorstep (La cosa en el umbral)
Cuento tremendamente efectivo sobre un gil que se casa con la hija de un brujo; obviamente, las cosas se le complican bastante. Del mismo se extraen dos moralejas: 1) No te cases con la hija de un brujo; y 2) No leas este cuento antes de apagar la luz e irte a dormir.


Azathoth, el Sultán de los Demonios. Es una vorágine
de maldad pura. Bien por él.


Conclusiones:


La vida puede ser, y muchas veces es y se esfuerza por serlo, una mierda. Eso no impide que de toda la infamia que te toque enfrentar no puedas sacar un potencial creativo de la puta madre; Lovecraft es la prueba. Si alguien le hubiera preguntado a HPL si se veía dando a luz una cosmogonía tan compleja, tan revisitada por otros autores, etcétera, de seguro lo hubiera puteado en su inglés rebuscado mientras trataba de vender alguno de sus pobres escritos por doce dólares cuando mucho.

HPL fué tan grande en su género que, de hecho, es uno de los pocos autores de terror en escribir teoría sobre él. Su ensayo Supernatural Horror in Literature (El horror sobrenatural en la literatura) es al mismo tiempo uno de los mayores y mejores recorridos históricos sobre la literatura de terror, preferentemente gótica (donde destaca a sus mayores influencias, entre quienes figuran Lord Dunsany, Edgar Allan Poe y Algernon Blackwood); así como un excelente tratado acerca de cómo se debe escribir literatura de terror.
Además se pueden encontrar juegos de rol, películas, bandas tributo y una gran parafernalia basada en su obra.

Los que leyeron a Lovecraft saben lo que te causa. Los que no, harían bien en asomarse a las páginas de uno de los escritores más imaginativos de la literatura de ficción, y a la vez más efectivos. En serio, Lovecraft te deja una inquietud permanente, un julepe ante cada ruido que escuchás y cada cosa rara que ves. Claro, vos no le tenés miedo a nada, ¿no? No... lo que pasa es que todavía no sabés lo que hay "al otro lado de la muralla del sueño". Y si Lovecraft tenía algo de razón, ojalá no lo sepas nunca...

Recientemente la editorial Díada sacó una nueva edición de las Obras Completas de Lovecraft, en tres tomos de edición rústica. Pero para el que quiera empezar a adentrarse en el mejor de los autores de terror cósmico materialista sin gastar 75 morlacos por tomo, puede empezar por acá. A su propio riesgo, claro.


"The most merciful thing in the world, I think, is the inability of the human mind to correlate all its contents. We live on a placid island of ignorance in the midst of black seas of infinity, and it was not meant that we should voyage far. The sciences, each straining in its own direction, have hitherto harmed us little; but some day the piecing together of dissociated knowledge will open up such terrifying vistas of reality, and of our frightful position therein, that we shall either go mad from the revelation or flee from the light into the peace and safety of a new dark age."

miércoles, 14 de octubre de 2009

01. The Groundbreaking

Hay cosas que necesitan ser dichas. Porque según Lord Byron el conocimiento es poder, y según Foucault el poder es la probabilidad de ejercer la propia voluntad, aún contra toda resistencia. ¿Y quién desdeñaría la omnipotencia si sólo te cuesta unas frases?

Por eso invento este arsenal de palabras y me dispongo a usarlo para inclinar tu voluntad a la mía, para subyugarte. Vos vas a querer impedirlo, claro. Tu palabra, tu voluntad contra la mía. De acuerdo: te desafío.

¿Las reglas? Las reglas son para maricas; vos lo sabés. Acá vale todo. Vos quizás preferís el ataque simple, sincero, ayuno de pretextos, con tus propias fuerzas. Yo tal vez te dispare con las balas acuñadas por los que ya cayeron. Otro elegirá escudarse detrás tuyo o detrás mío, o detrás de alguien más. Cuando seamos más de cuatro, vas a tener que elegir un bando. Ah, no, claro, vos sos único, sos especial, sos irrepetible. No necesitás hacer equipo con nadie. ¿Sabés qué? No te creo. Sé que cada vez que alguien se ponga de tu lado vas a regodearte en tu carisma, en la fuerza de tus armas. Lo he experimentado antes. Te veo hecho un líder, arengando tropas de vindicadores dispuestos a arrancarme el pellejo a fuerza de opiniones.
Y me gusta lo que veo.

I'll meet you on the battlefield.